sábado, 7 de febrero de 2015

Ahora solo cuatro.

Ahora solo serán cuatro los que chillen en cuanto me vean con la comida, solo serán cuatro los que vuelen desde el otro lado del salón para saltarme encima, cuatro los que correteen por mis hombros.

Solo tendré que contar cuatro antes de sentarme en cualquier sitio. Cuatro que abrigar bajo mi bata en casa.

Ya no volverán a colocarse en fila en el orden: dos blancos, el gris, dos blancos.

Voy vigilandoles, como dijo el veterinario. Dos de los cuatro han comido bien el desayuno, los otros dos han comido menos y han tragado un poco de aire.

Nunca me habia costado tanto darles de comer. Me siento torpe y estúpida.

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