miércoles, 28 de enero de 2015

Cuando llego a casa.

Esta es una de las mejores cosas de la vida. Después de un largo día de trabajo en el que me han tirado un café por encima, me he ido chocando con todo lo dolorosamente chocable y he acabado con los pies destrozados... Llego a casa, me llevo un beso o dos de mi principe y me saltan encima los bichitos pidiendo comida a berridos.

Después se me repantingan encima, con el buche lleno y pinta satisfecha, se ponen cómodos y empiezan a cerrar los ojitos. Poco a poco se quedan callados y dormiditos.

Ahora no se que voy a hacer para tender la colada y echarme a dormir sin despertarlos.
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