jueves, 1 de septiembre de 2016

Filomena y Toñín.

Hoy os quiero presentar a mis dos gorrioncitos adoptados: Toñín y Filomena. Cada uno tiene su pequeña historia, el primero en llegar a cada fue Toñín.



Toñín llegó a casa el 22 de mayo midiendo casi la mitad que mis diamantes mandarines. Me crucé con el un día saliendo del trabajo, junto a la puerta principal de un centro comercial. Una mujer lo oyó piar y lo atrapó, y me lo dió cuando le pregunté si sabía empapillarlos.

Llegó con un pequeño atasco intestinal que se arregló a base de higiene, aunque sufrió algo de desnutrición ( al no poder hacer caca, no comía bien).



Adelgazó y perdió bastantes plumas, a base de una alimentación semiliquida rica en proteínas se ha recuperado, aunque aún le tienen que volver a crecer las plumas de la cola. También tiene una peculiaridad, un gesto raro que hace con la cabeza girándola bruscamente hacia arriba y hacia atrás, lo que me hace pensar que pueda tener algún tipo de lesión o discapacidad (el nido estaba en la fachada de un centro comercial, debió de caer al asfalto de muy alto)

También le ha ayudado mucho la llegada de Filomena, que también tiene su historia.

Unos amigos se la encontraron caída del nido en el campo, con un ala rota. Ya era tarde para llevarla al veterinario, el hueso se le había soldado mal y la lesión era irreversible.





Sabiendo que no podrían soltarla y teniendo un pastor alemán como mascota, me pidieron que la adoptara y acabó formando parte de la bandada.

Una semana y pico estuvo comiendo papilla hasta que empezó a comer sola.



Por ahora siguen los dos en casa, Toñín cada vez con mejor aspecto, Filomena paseándose por el ficus del salón y ejercitando sus alas con pequeños vuelos y ambos cada vez más grandes.




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